Derrotamos el ALCA (Área
de Libre Comercio de las Américas), impedimos que la Organización Mundial de
Comercio (OMC) se profundizara, pero la guerra sigue. Hoy enfrentamos nuevas
amenazas, una nueva oleada de mega tratados de libre comercio (TLCs). El
Tratado Transpacífico (TTP) incluye, por lo pronto, sólo 5 países de las
Américas: Canadá, Estados Unidos, México, Perú y Chile. Sin embargo, si logra
su ratificación en los Congresos y tiene éxito la estrategia geopolítica de la
que forma parte, afectará al mundo entero. El capital global aprendió de sus
derrotas, ha ido recuperándose y hoy, fortalecido, toma de nuevo la iniciativa
global. Como veremos este tratado pretende avanzar a nivel global en
su empeño de crear una constitución mundial de los derechos del capital y
reponerse de la derrota del ALCA y el estancamiento de la OMC.
¿Por qué un tratado que
sólo incluye a 12 países tiene el potencial de incidir sobre el mundo entero?
La estrategia del
capital global impulsada, especialmente por Estados Unidos, es romper el
sistema institucional y formal de negociaciones comerciales (la OMC) y
sustituirlo por negociaciones bilaterales o plurilaterales basadas en una gran
asimetría de poder. La OMC promueve el libre comercio al que nos oponemos, pero
al menos es un espacio institucional en el que cada país tiene un voto y ello
ha permitido actuar a las alianzas de países del Sur global para impedir que la
OMC amplíe su mandato y los países desarrollados impongan acuerdos. De hecho
las negociaciones en la OMC están estancadas.
En un informe para los
Senadores de Estados Unidos[1],
se reconoce que la OMC no logra avanzar y que el TTP pudiera ser una forma de
liberalizar el comercio y la inversión mundial. Plantean que no se logra
avanzar en la OMC debido a que en ella participan también los que no se
convencen de dejar todo a la ley del mercado, es decir a la ley del más
fuerte. Por ello al TTP solo se invita a fanáticos de libre comercio y
así se puede “lograr el TLC más ambicioso que jamás se ha soñado”. La
zona del TTP representa cerca del 40% de la economía mundial y si a ello le
agregamos el Tratado Estados Unidos-Europa, la enorme mayoría de la economía
global estaría regida por la lógica del libre comercio. Ante esta
situación, los países que se han resistido a firmar acuerdos de libre comercio
se verán aislados y obligados a adherirse (sin siquiera negociar, solo sumarse
a lo negociado por los fanáticos del libre comercio). En palabras de
Obama, el TTP logrará que nosotros impongamos las reglas del comercio y no
China.
¿Por qué si solo 3
países de América Latina están actualmente en el TTP todos debemos luchar por
evitar su ratificación legislativa?
En primer lugar porque
aún antes de que entre en vigor, ya la lista de países que plantean adherirse
TTP crece todos los días.
En segundo lugar porque
para América Latina, el TTP representa un avance de la estrategia seguida en
Estados Unidos ante la derrota del ALCA[2].
Al no poder lograr el ALCA, buscó los mismos objetivos por la vía de
negociaciones bilaterales o regionales y ello dio por resultado una América
polarizada. Todos los que tienen costa hacia el Pacífico: Norte América,
Centro América, Chile, Perú y Colombia, tienen TLC con Estados Unidos (y
también con Europa)[3].
Con ello fue consolidando su zona de influencia y aislando y ejerciendo presión
sobre la zona en resistencia a este modelo agrupada en Mercosur y los países
del ALBA[4].
Desgraciadamente, ello
ha ido dándole algunos frutos. Ecuador firma y busca ratificar un TLC con
Europa y ha congelado los procesos de denuncia de sus acuerdos de inversión
(TBI); Brasil inicia un proceso de negociación y firma de Acuerdos de Protección
de Inversiones (APRIs) y muestra de nuevo posturas ambiguas sobre si se sentará
a la mesa para negociar como Mercosur un TLC con Europa[5].
La caída de los precios de las materias primas y especialmente del petróleo
acaba con el período de bonanza vivido en casi toda América Latina y crea
mejores condiciones para que fructifiquen las presiones para aceptar el modelo
de libre comercio y los intentos de desestabilización impulsados por Estados
Unidos en los países que se resisten a su hegemonía[6].
América Latina es hoy
distinta a los memorables momentos de la derrota del ALCA en que se rompió el
dominio casi total de Estados Unidos sobre “su traspatio” al otro lado del Río
Bravo y algunos países avanzan en proyectos de recuperar soberanía y buscar
caminos propios fuera del llamado Consenso de Washington. América Latina
se polarizó entre la resistencia y el avance del modelo del libre comercio; a
la vez, dejó de ser zona bajo dominio casi único de Estados Unidos para
convertirse en una zona en disputa entre Estados Unidos, Europa y recientemente
China. No se puede negar que la estrategia multiforme del capital global
ha ido ganando terreno. El polo de gobiernos que resisten o resistían al modelo
del libre comercio y en general los movimientos sociales no están, por decir lo
menos, en su mejor momento. En este nuevo contexto, debemos enfrentar la nueva oleada
de mega TLCs como el de Europa-Estados Unidos, Europa-Canadá, el tratado sobre
servicios (TISA) y el TTP.
¿Cuáles son las
principales novedades del TTP?
§ Avanza en la
liberalización de los servicios, incluidos aquellos vinculados a los derechos
humanos.
§ Bajo el disfraz de
reglas de propiedad intelectual y comerciales, se esconde el interés de ejercer
control político social en el uso de internet. Contiene medidas de remoción de
contenidos en internet bajo pretexto de protecciones a los derechos de autor,
contiene prohibiciones a usuarios finales de modificar código informático o
productos tecnológicos para sus fines y necesidades bajo penas de sanciones penales.
Además, el TTP permitiría a empresas proveedoras de telecomunicaciones el poder
fragmentar internet creando segmentos asequibles sólo para algunos, se vulnera
la protección a los datos personales de los usuarios y da pie a distintas
afectaciones a la privacidad de las comunicaciones.
§ Acrecenta el monopolio
sobre medicinas mediante la ampliación de los años de dominio de las patentes y
los datos de prueba. Esto pone en riesgo y amenaza la vida de millones de
desposeídos por el encarecimiento de medicamentos y equipos médicos e impide el
desarrollo autónomo del abasto de medicinas y dispositivos.
§ Es un atentado flagrante
a los Derechos de los Pueblos reconocidos por el Protocolo Internacional de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales (PIDESC), pues pretende legalizar el
despojo, el patentado, y la mercantilización de la biodiversidad y
bio-culturalidad, los conocimientos y saberes y los derechos consuetudinarios
de los pueblos originarios, ya que obliga a los gobiernos a suscribir convenios
de rapiña y lucro (como la Convención Internacional para la Protección de las
Obtenciones Vegetales de 1991, UPOV-91) en beneficio de las empresas
transnacionales y hace referencia a otros mecanismos de despojo como el
Protocolo de Nagoya.
§ Hace aún más amplio lo
que entiende por inversiones, por lo que profundiza y extiende los derechos de
los inversionistas y refuerza los mecanismos para hacerlos cumplir mediante
demandas en tribunales internacionales de arbitraje. Además el sujeto obligado
a hacer cumplir estos derechos abusivos de los inversionistas no es solo el
gobierno nacional, sino todos los niveles de gobierno (estados, provincias,
municipios)[7].
§ Perfecciona los
mecanismos y disciplinas a los que deben someterse los Estados y con ello
limita, aún más que otros TLCs su capacidad de impulsar una política o proyecto
económico soberano.
§ Limita la capacidad de
legislar, ya que esta facultad soberana la somete a “que no contravenga” lo
pactado en el tratado.
Lo han firmado los
ejecutivos de los 12 países, pero no ha sido ratificado por ningún parlamento.
Es posible derrotarlo como ya derrotamos el ALCA.
La afirmación de que es
posible derrotarlo no es solo voluntarista, hay oportunidades reales para
logarlo a condición de que reconstruyamos formas de articulación nacional e
internacional y sepamos aprovechar las debilidades y obstáculos que el capital
global tiene para lograr sus objetivos.
§ Hoy contamos con 22 años
de efectos negativos de estos TLCs, ya no existe el pensamiento casi único al
que nos enfrentamos al inicio de la lucha contra el ALCA.
§ Organismos
internacionales que antes eran promotores del libre comercio e inversión hoy
son críticos (UNCTAD[8],
CEPAL[9]),
incluso hay crecientes voces oficiales en el sistema internacional de derechos
humanos que afirman que estos tratados son violatorios del derecho
internacional al poner los derechos comerciales por encima de los derechos
humanos[10].
§ Según el propio TTP,
para entrar en vigor tiene que ser ratificado por al menos 6 países que juntos
representen el 85% del PIB integrado de los 12 países que lo negociaron. Ello
no es posible si no lo hacen tanto Estados Unidos, como Japón y en ambos países
la oposición, tanto social como parlamentaria, hace pensar que es perfectamente
posible que no se logre su ratificación[11].
Es cierto que los
gobiernos aliados de los movimientos sociales en la derrota el ALCA están en
problemas; tampoco los movimientos sociales tenemos la unidad y fortaleza que
tuvimos entonces. Pero no es hora de llorar por los retrocesos, sino de
profundizar los proyectos alternativos y re-articularnos para derrotar el TTP,
el TISA y toda la nueva ola de TLCs que pretenden imponernos. El
Encuentro Internacional de Organizaciones Sociales en Oposición al Tratado de
Asociación Trans-Pacífica, realizado en la Ciudad de México del 27 al 29 de
enero de 2016, fue un paso importante en esta articulación y para acordar un
plan de acción.[12]
Alberto Arroyo Picard es investigador de
UAM y RMALC. www.alainet.org
Artículo publicado en la
edición de marzo 2016 (No. 511) de la revista América Latina en
Movimiento: "América Latina en la coyuntura mundial"
[1] Servicio de Investigación del Congreso de
Estados Unidos. Informe del 5 septiembre de 2012. Traducción no oficial
realizada por RMALC. Véase en http://www.fas.org/sgp/crs/row/R42694.pdf
[2] Para América Lantina, el TTP es una jugada para
avanzar en varios terrenos y escenarios: 1) Consolidación del dominio de
Estados Unidos sobre los países latinoamericanos ya totalmente subordinados en
el modelo de Libre Comercio; 2) Consolidar el cerco y la presión sobre
los focos de resistencia en el sur del continente; 3) Avanzar frente a Europa y
China en su influencia en la región. Hay que tener presente, que más allá
de la competencia entre ponencias por los recursos y mercado de América Latina,
en realidad el avanzar en crear una constitución mundial de los derechos del
capital es un proyecto del capital global independientemente de su base en un
país o potencia.
[3] Ecuador, que tiene costa en el Pacífico,
no tiene un TLC con Estados Unidos pero ya firmó con Europa.
[4] La estrategia frente a los que se resisten a
firmar TLC es multiforme y se complementa intentando golpes de Estado
(Venezuela, Honduras y Paraguay) y recientemente con elementos del llamado
poder suave: realizan fuertes inversiones y créditos y, en el plano político,
apoyan a las oligarquías internas para forzar cambios “democráticos” desde
adentro.
[5] Brasil no tenía ningún TLC, ni TBI vigente. Hoy
ya ha formado 4. Los TBI que Brasil ha negociado son distintos que los clásicos
tratados de protección e inversiones, pero siguen estando muy lejos de lo que
han propuesto las redes internacionales de organizaciones sociales. El análisis
del TBI de Brasil con México puede verse en Arroyo Alberto “Acuerdos de
Cooperación y Facilitación de Inversiones Brasileños frente a las alternativas
surgidas de las redes y organizaciones sociales internacionales” publicado en
Revista internacional electrónica Alternativ@s, por RMALC el 9
de diciembre de 2015. Véase http://www.rmalc.org/wp
content/uploads/2015/12/alternativas99.pdf. Publicado también en Portugués en Libro editado por EQUIT y REBRIP. Río de
Janeiro, Brasil 2015.
[6] Sin embargo, hay que evitar simplificaciones.
Las crisis políticas que viven algunos de los países con gobiernos progresistas
o de izquierda no son iguales. En cada país tienen factores diversos. No se
puede negar la intervención externa, pero también hay factores internos y es
urgente un serio proceso de autocrítica. No podemos meter en el mismo
saco la oposición oligárquica alentada desde el exterior con las luchas de
sectores de izquierda que impulsan profundizar los cambios y que no se les
puede descalificar diciendo que le están haciendo el juego a la derecha.
[7] “Los derechos de los inversionistas en el
Tratado Transpacífico” en la revista electrónica Alternativ@s número 102,
páginas 11 y 12 en http://www.rmalc.org/category/boletin-alternativas/
También en http://www.alainet.org/es/articulo/175235
[8] UNCTAD (2013) “Towards a new generation of International Investment
Policies: UNCTAD´s Fresh Approach to Multilateral Investment Policy Making”,
IIA Issue Notes, n° 5 (United Nations: New York and Geneva). UNCTAD (2014)
“Reform of the IIA regime: four paths of action and a way forward”, IIA Issue
Notes, n°3 (United Nations: New York and Geneva).
[10] El Informe de julio de 2015 del Experto
Independiente de la ONU sobre la promoción de un orden internacional
democrático y equitativo afirma que tratados como el TTP son incompatibles con
el orden público internacional y puede considerarse contrario a las
disposiciones de la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados y
nulos en tanto que contrarios a las buenas costumbres.
[11] Véase una breve reseña de la oposición al TTP y
sobre todo las fuentes citadas en “Panorama de la oposición al TTP en Revista
Electrónica Alternativ@s número 102, páginas 7 a 10 en: http://www.rmalc.org/wp-content/uploads/2016/02/alternativas102.pdf
También en http://www.alainet.org/es/articulo/175235.
[12] Declaraciones encuentro internacional de organizaciones
sociales en oposición al Tratado de Asociación Transpacífica http://www.rmalc.org/wp-content/uploads/2016/02/FINAL-PARA-CIRCULAR-Declaracion-de-los-movimientos-sociales.pdf o
También en http://www.alainet.org/es/articulo/175236
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