domingo, 21 de febrero de 2016

Jesús Albeiro Parra Solís : "La guerrilla servía de contención a las multinacionales"


Foto: heraldo.es
ESTE SACERDOTE, DELEGADO DE PAZ Y DERECHOS HUMANOS DE LA DIÓCESIS COLOMBIANA DE QUIBDÓ, ESTUVO RECIENTEMENTE EN ZARAGOZA
ACCIÓN SOLIDARIA ARAGONESA, EL COMITÉ DE SOLIDARIDAD INTERNACIONALISTA, EL SEMINARIO DE INVESTIGACIÓN PARA LA PAZ Y EL COMITÉ ÓSCAR ROMERO EN ARAGÓN LE INVITARON PARA HABLAR DE LOS AVANCES EN LOS DIÁLOGOS DE PAZ QUE MANTIENE EL GOBIERNO CON LAS FARC Y EL ELN, VISTOS DESDE EL TERRITORIO INDÍGENA DEL PACÍFICO
--¿Atraviesa Colombia un momento histórico?
--Sí o, al menos, así lo vemos quienes llevamos allá más de 50 años. Después de millones de muertos --ocho desde 1985--, por la vía militar no iba a haber ningún derrotado. Los colombianos tenemos ahora la oportunidad de terminar con ese conflicto armado para poder dedicarnos a la construcción de la paz, esto es, enfrentarnos a todas esas desigualdades e injusticias.
--¿Qué avances han experimentado los diálogos de paz?
--Dentro del Proceso de la Habana, el Gobierno lleva ya tres años hablando con las FARC de forma pública. Ya se encuentran hablando del fin del conflicto, la desmovilización y el desarme. Las conversaciones sobre las tierras, el tema agrario, la participación en política y la justicia para las víctimas ya terminaron. La fecha que se pusieron para culminar este diálogo es el próximo 23 de marzo. Pero que lleguen a tiempo no es lo importante, sino que firmen el acuerdo. Después vendrá la refrendación por parte del pueblo colombiano.
Con el ELN, el Gobierno lleva dos años de conversaciones privadas, avanzando en la agenda. Desde septiembre esperamos que pasen a la fase pública, y nos preocupa que se demoren, que se avance con las FARC y pero que con el ELN se estanquen.
--La paz, ¿significará también la solución del conflicto social?
--No. Todo el mundo cree que con la firma de los acuerdos de paz se solucionarán todos los problemas del país, porque que se ha vendido la idea de que la guerrilla y el pensamiento subversivo de izquierdas son la causa de todos los males. Pero el conflicto armado tiene unas causas más profundas, con raíces en un modelo económico y de desarrollo que ningún gobierno ha querido tocar, pues defienden otros intereses.
--Pero sí es un paso necesario, ¿no?
--En las comunidades campesinas, indígenas y afrodescendientes, que están viviendo en el día a día los enfrentamientos y los bombardeos, queremos que el conflicto termine para poder respirar tranquilos. Pero el Gobierno se escuda en la guerrilla para justificar que no puede llevar la educación o la sanidad hasta las comunidades rurales. Veremos a quién le echan la culpa cuando todo acabe.
--¿EEUU se ha dado cuenta de que le conviene más una Colombia en paz?
--EEUU está viendo que Ecuador, Bolivia o Venezuela han tirado hacia la izquierda. Y, como Colombia está en medio, están deseando pacificarla para ver cómo influyen en todos estos países. Además, detrás de Santos están los inversores. Las multinacionales petroleras o famacéuticas necesitan un país pacificado para desembarcar con sus megaproyectos.
--Pero, durante medio siglo, les interesó más tener un país en guerra.
--Sí, pensaban que por la vía militar iban a acabar con la guerrilla. Pero se han visto obligados a cambiar de estrategia. Aunque, con los grandes intereses económicos que hay detrás, hay sectores populares de la izquierda que piensan que hay que seguir con la guerra, al igual que los sectores uribistas de la derecha. Pero los colombianos no podemos seguir matándonos los unos a los otros.
--¿Ha permitido este proceso de paz hacer visible la deuda histórica que el Estado colombiano tiene con los pueblos indígenas y afrocolombianos?
--Queríamos que esos pueblos estuvieran representados en las conversaciones, pero eso nunca se produjo. Esperamos que estos temas se aborden en las conversaciones con el ELN. Y también que, durante la construcción de la paz, se puedan llevar adelante los planes de vida y de etnodesarrollo para estas comunidades, que no se ven reflejadas en unos planes enfocados a fortalecer el neoliberalismo.
Un mero dato. En el departamento del Chocó, con 450.000 habitantes, la mayoría perteneciente a comunidades negras e indígenas, 370.000 son víctimas. Imagine lo que eso implica. Desde la Iglesia tenemos que apoyarles, aunque solo sea para hacer públicas sus denuncias.
--Usted estuvo presente en la petición de perdón a las víctimas de la masacre de Bojayá. ¿Cómo fue?
--La masacre ocurrió en mayo del 2002. En un enfrentamiento entre los paramilitares y la guerrilla, la comunidad se refugió en el templo católico. Los paramilitares, viéndose acorralados por la guerrilla, tomaron a la población como escudo. Los guerrilleros lanzaron una bomba incendiaria que cayó en la capilla y mató a 79 personas, de las cuales 48 eran niños.
Fue un crimen de guerra, y las FARC, desde el primer momento, asumieron la responsabilidad. Pero los paramilitares también eran responsables, y más todavía lo fue el Gobierno, que dejó llegar a 450 paramilitares andando desde otras partes del país, y cuando llegó el ejército fue a ellos a quienes auxilió, y no a los civiles.
Inciamos un proceso de consultas y, el 6 de diciembre pasado, las FARC pudieron escenificar esa petición de perdón en Bojayá. La comunidad ya ha dicho que está dispuesta a perdonar, pero ha pedido que se den algunas acciones reparadoras en el marco del acuerdo de La Habana. Fue un acto íntimo y un gesto muy valiente por parte de la guerrilla, al ponerse delante de 600 víctimas esperando ser perdonados. Y por parte de las víctimas fue un acto muy generoso.
,--¿Habrá reconciliación?
--Es muy complejo trazar una línea entre víctimas y victimarios. Hace falta mucha misericordia. El proceso de reconciliación puede durar muchos años. ¿Cuánto hace que concluyó su guerra civil en España? Pues eso...
--¿Cómo se vislumbra el futuro para las comunidades afro e indígenas?

--Habrá que ver lo que hace el Gobierno respecto de su connivencia con los paramilitares. Y siguen quedando muchas luchas: la territorialidad, el respeto por el medio ambiente... La gente teme nuevas masacres o desplazamientos. Al menos, cuando estaba la guerrilla, esta servía de contención para las multinacionales.
MARIO GRACIA/www.periodicodearagon.es17/02/2016

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