El informe ’Un
peligroso dúo regulador’, editado por Corporate Europe Observatory, Lobby
Control y Ecologistas en Acción, explica cómo los grupos de presión de las
principales multinacionales influyeron en las negociaciones del tratado
comercial entre la Unión Europea y Estados Unidos.
cologistas en Acción | El Salmón
Contracorriente | 5 de abril de 2016
Un
aspecto crucial de las negociaciones del Acuerdo Transatlántico de Comercio e
Inversión entre la UE y EE UU (TTIP por sus siglas en inglés) consiste en
adaptar la legislación a ambos lados del Atlántico, por medio de la llamada
cooperación reguladora. Esta parte de las conversaciones implica el
desmantelamiento de las “barreras reguladoras” existentes y la prevención del
surgimiento de otras nuevas, al hacer que la legislación en favor del interés
público tenga que pasar por largos procedimientos de aprobación, que incluyen
el posible veto empresarial por los impactos sobre el comercio. La preocupación
por que el acuerdo comercial derive en ataques contra la protección ambiental,
la seguridad en el trabajo, la sanidad pública o la calidad de los alimentos
está más que justificada: el informe ’Un peligroso dúo
regulador’, recientemente traducido al castellano, revela que los
mecanismos de cooperación reguladora ya han sido utilizados por los grupos de
presión empresarial para retrasar, diluir y evitar la legislación en favor del
interés público.
El
informe examina los orígenes y efectos de las propuestas del TTIP en materia
cooperación reguladora y muestra que, desde sus comienzos, el proceso ha estado
dominado por las grandes empresas. Los ejemplos resaltados en el estudio son el debilitamiento de la ambición de la UE sobre la
gestión de residuos electrónicos peligrosos, la falta de
supervisión de la gigante de los seguros AIG en los años previos a la crisis
financiera de 2008, la exención que se ofreció a las empresas estadounidenses
en el Acuerdo de Puerto Seguro, lo que les permitió hacer caso omiso de las
normas sobre la protección de datos personales, y propuestas que retrasaron o
debilitaron las propuestas de legislación sobre los ensayos con animales, las
sustancias que dañan la capa de ozono y las emisiones de la aviación.
El
enfoque preferido de la UE –para asegurar leyes son similares en ambos lados del
Atlántico– es exactamente el tipo de “cooperación regulatoria” que ya ha dado
lugar al debilitamiento de los estándares sociales y ambientales en la UE.
El
informe también muestra que, aunque las negociaciones sobre el TTIP se
iniciaron oficialmente en 2013, los preparativos para el acuerdo comenzaron
décadas antes, en secreto y con acceso privilegiado para los representantes de
las grandes empresas. Con la cooperación reguladora del TTIP se pretende cubrir
todo el espectro de políticas públicas, que abarcan desde la regulación de los
productos químicos a las políticas laborales, la protección de datos o la
agricultura, lo que convierte al tratado en uno de los objetivos fundamentales
de los grupos de presión empresariales.
Tomado de www.iniciativadebate.org
No hay comentarios:
Publicar un comentario