Autor del libro Ataque a
la democracia y al bienestar. Crítica al pensamiento económico dominante,
Anagrama, 2015
Como
era de esperar, las noticias generadas por la publicación de los papeles de
Panamá están creando un gran revuelo. Y puesto que hay 11,5 millones de
documentos que han sido hechos públicos que antes eran confidenciales, hay
mucho tema y más noticias para publicar sobre tales papeles. Ahora bien, es
sorprendente que elementos clave ya conocidos, de gran significado político,
apenas se conozcan o se ignoren completamente (ver mi artículo “Lo que no se
dice ni se dirá de los papeles de Panamá”, Público, 11.04.16). Por
ejemplo, ¿quién es y quiénes son los fundadores de la firma de abogados Mossack
Fonseca, que mantenía toda esta información? Es curioso que apenas se haya
analizado este hecho. Emile Schepers, de la revista World
News, que goza de gran credibilidad, ha publicado un artículo de
gran interés, “Panama
Papers and Latin America: The elephant in the room” (11.04.16), que detalla datos que son
de una enorme importancia y que no he leído en los mayores medios de
información españoles. Veamos en primer lugar los datos.
Un
miembro fundador de la firma de abogados Mossack Fonseca es el Sr. Jürgen
Mossack, el cual es hijo de un miembro de las enormemente represivas SS del
Partido Nazi alemán, que tras escapar de Alemania al terminar la II Guerra
Mundial se fue a Panamá, y allí se estableció. El hijo es miembro prominente
del partido de la derecha panameña, el Partido Panameñista, muy activo en el
establishment económico-político-mediático de aquel país, con conocidas
conexiones con la derecha y la ultraderecha latinoamericana. El presidente de
este partido ha sido hasta hace muy poco el partner del Sr. Mossack en la firma
de abogados, el Sr. Ramón Fonseca Mora.
El
centro de ocultación de la financiación de las derechas y ultraderechas
latinoamericanas
De
ahí que gran parte de los negocios de tal firma incluyan el ser depositaria de
grandes fondos ocultados, procedentes y de propiedad de instituciones y de
personajes prominentes de la derecha y ultraderecha latinoamericana, que
incluye políticos y/o gobiernos de sensibilidad conservadora y liberal (que
constituyen los grandes ejes de la gran derecha latinoamericana). Según
Schepers, dicha lista incluye hoy a los políticos más prominentes de esta
derecha, desde el hoy presidente argentino, el Sr. Mauricio Macri, hasta la
familia Fujimori de Perú, pasando por el presidente Enrique Peña Nieto, de
México (del PRI), y el presidente de la Cámara Baja brasileña, el congresista
Eduardo Cunha, miembro del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB)
que hoy ha roto su alianza con el Partido de los Trabajadores que gobierna
Brasil, a fin de facilitar el impeachment de la presidenta del país. De nuevo,
segúun el artículo del Sr. Schepers, tal personaje, el Sr. Cunha, parece haber
recibido alrededor de 5 millones de dólares de un consorcio de construcción
portugués que intentaba conseguir un contrato con la compañía petrolera pública Petrobas,
hoy el centro de un gran escándalo en Brasil.
Tratándose de
las derechas y ultraderechas latinoamericanas, no podía faltar entre los que
ocultaban dinero en la firma de abogados Mossack Fonseca, la institución que
más ha participado en la promoción y defensa de tales grupos de América Latina:
nada menos que la CIA del gobierno federal de EEUU. Según el autor del citado
artículo, el origen de la firma Mossack Fonseca, así como otras compañías
fantasmas panameñas, estaba relacionado con las actividades de la CIA. Por lo
visto, tal firma de abogados era la base también de los fondos ocultos
destinados por la CIA para desestabilizar a todos los gobiernos de izquierdas
de América Latina, desde Cuba hasta Brasil, Bolivia, Argentina, Perú,
Nicaragua, El Salvador y una larga lista.
La
doble moral de los grandes medios de información
La
CIA, fundada en 1947, ha tenido un presupuesto que se ha mantenido secreto, no
conocido ni por la población estadounidense ni por el Congreso de EEUU. Se
calcula que son alrededor de 52.000 millones de dólares, que incluyen la
financiación, también secreta, de actividades desestabilizadoras de los
gobiernos que el gobierno federal de EEUU (y, sobre todo, las grandes empresas
financieras e industriales que ejercen una excesiva influencia sobre tal
gobierno) considera contrario a sus intereses. Una de sus primeras acciones fue
el golpe militar contra el presidente Jacobo Arbenz de Guatemala en 1954. Entre
los colaboradores de la CIA se encontraba el dictador de Panamá, Manuel
Noriega. Desde entonces, Panamá ha sido uno de los focos financieros de la
intervención desestabilizadora de esta agencia. Panamá también ha sido, no solo
un lugar donde esconder dinero, sino también donde traficar con dinero
escondido procedente del tráfico de armas y el comercio de las drogas.
Supongo
que el lector estará de acuerdo en que de haberse descubierto que tal firma de
abogados era una de las sedes financieras establecidas por el gobierno cubano
para desestabilizar los gobiernos de derecha en América Latina, ello habría
sido una noticia mayúscula, apareciendo en la primera página de El
País. Pues
bien, no solo no ha aparecido en la primera, sino tampoco en la última página
de El País. ¿No le parece al lector esta
situación más que preocupante para la salud de la democracia española? En su
lugar, la gran noticia que apareció en su día era la supuesta financiación del
Partido político Podemos por parte de Venezuela e Irán, sin que se haya
mostrado ni un ápice de evidencia sobre ello. Pero esto nunca ha sido un
hándicap para los grandes medios de información y persuasión de este país, que
continúan la distribución y promoción de tal acusación.
Mientras,
los mismos medios silencian y ocultan la documentada financiación (parte de la
cual está basada en Panamá) de la CIA a grupos opositores a los gobiernos de
izquierdas en América Latina, que están recurriendo a métodos antidemocráticos
en su intento por interrumpir el proceso democrático y que el Presidente Obama,
en su reciente visita a América Latina, tuvo la gran nobleza (impensable entre
los dirigentes del Estado español) de reconocer y excusarse de tales
intervenciones llevadas a cabo por muchos gobiernos estadounidenses para
desestabilizar gobiernos progresistas en aquel continente. En España, por el
contrario, la gran mayoría de medios de información están contribuyendo a crear
una gran hostilidad contra tales gobiernos. Los recientes casos de Argentina,
Brasil y Venezuela, entre otros, son clara muestra de su doble moral, que, a
nivel popular, se llama correctamente hipocresía.
Tomado
de www.publico.es
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