Txanba Payés, poeta y cantautor vasco-salvadoreño
En cuanto a la realidad del país, se ha llevado a cabo una tímida transformación
en lo que se refiere al "sistema político", para ello tuvieron que hacer
una tímida “reforma” de la Constitución, y, también una reforma electoral para
que una vez convertido en partido político el Frente, pudiese participar en las
elecciones como así ha venido sucediendo desde que finalizó la guerra con la
firma de los Acuerdos de Paz, sin embargo cabe destacar que
la participación tanto de los movimientos, sociales, sindicales etc... brilló
por su ausencia.
Todo se hizo, de alguna manera, a espaldas del pueblo organizado, faltó
transparencia y sobre todo, faltó complicidad con el pueblo que en definitiva
fue el precursor de la historia de lucha del país. Con la participación hubiese
habido mejor trasparencia a la hora de debatir el rumbo que se debía de trazar una
vez finalizado el conflicto. Se necesitó esa complicidad entre el pueblo
organizado y el Frente para decidir o elegir el rumbo del modelo económico a
seguir vía referéndum. Esto es algo que no se planteó ni el Frente ni los
movimientos, es más, en estos momentos el Frente ni los otros partidos se lo plantean
hacer. Ellos prefieren y desean seguir manteniendo este sistema de partidos
porque es la que le conviene a ambos, que sin excepción utilizan el poder del Estado
según los intereses del poder económico que sigue, directa e indirectamente,
dictando lo que se debe o no hacer en cuanto al modelo económico para el país.
Con los acuerdos se logró ambio en la alianza histórica que mantenía
FA-EE.UU., pero no se logró tener independencia de cómo llevar los asuntos
internos del país. Estados Unidos sigue teniendo igual o más influencia en El
Salvador, hasta tal punto que ni el FMLN se plantea poner freno a esa
injerencia, más bien siempre ha buscado, desde la firma de los Acuerdos de Paz,
que el "gran amigo" del norte no se enfade y hace todo lo que esté
sus manos para mantenerlo contento.
Sin embargo, huelga decir, y en su caso, reconocer que hubo cambios desde
el punto de vista jurídico. En la Corte Suprema de Justicia y en el Consejo
Nacional de la Judicatura, aunque siguen los vicios del pasado y sigue sin que
se garantice una pronta y cumplida justicia para las amplias mayorías del país.
Hay juicios que esperan largo tiempo y otros que se resuelven de manera
rápida dependiendo quién sea el demandado o demandante. A nivel judicial, desde
el juez de paz hasta los magistrados de la Corte Suprema de Justicia se mueven
- y fomentan- el clientelismo y en el peor de los casos el nepotismo a ultranza
sin que nada ni nadie se atreva o pueda impedirlo, pues, y como dice el pueblo,
“hecha la ley, puesta la trampa”.
Después de los Acuerdos de Paz, dentro de esas reformas que, de alguna
manera, exigía la dirigencia del Frente que participó en la mesa de
negociaciones, estaban la creación de nuevas instituciones entre ellas cabe
destacar la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos, que fue un
paso muy positivo en la defensa de los mismos, sin embargo, esto que parece
todo un logro para que velen por los derechos humanos en el país, esta
institución una vez que investiga y dicta resoluciones, éstas no son
vinculantes, por tanto y he allí el vacío imperativo; ningún funcionario está
obligado a cumplir sus resoluciones o recomendaciones. Se eliminaron los
antiguos cuerpos de “seguridad” (Policía Nacional PN, Guardia Nacional GN y
Policía de Hacienda PH) y dio pasó a la creación de una nueva policía, quedando
así como única institución policial, la Policía Nacional Civil,PNC.
En este momento es la que existe, sin embargo es vulnerable al ataque de la
delincuencia común y es muy permeable a la corrupción por parte del crimen
organizado, ya que su personal administrativo y policial trabajan en
condiciones laborales deplorables e insalubres, con salarios ínfimos y esto no
es óbice para que fácilmente queden a cualquier ofrecimiento de pecunia por
parte del crimen organizado.
Acuerdos en el Área Económica: este
es el aspecto al que no se le dio seguimiento, con la firma de los acuerdos, se
formó el Foro de Concertación Económico y Social FCES, donde debían estar tres
sectores: la representación del Estado, empresa privada y sector laboral. Este
era el acuerdo que tenía la posibilidad de disminuir la desigualdad
socio-económica en El Salvador, pero se priorizaron los acuerdos sobre la
participación política y se descuidó intencionalmente el impulso del FCES. Como
consecuencia se han profundizado hasta el día de hoy las políticas
neoliberales, con la característica que en este último período, el gobierno ha
estado bajo la administración del Fmln, es decir entonces que el modelo
neoliberal sigue intacto.
Como antes de los acuerdos de paz la situación de la inmensa mayoría de la
población trabajadora continúa soportando por parte de las patronales el
incumplimiento de los derechos laborales: no se pagan prestaciones como las de
la seguridad social o pensiones, el salario no alcanza ni para comprar los
productos que componen la canasta básica. Se continúa negando el derecho de
trabajadores y trabajadoras a organizarse libremente y por el contrario se les
sigue estigmatizando.
Todo esto, sin que el Ministerio de Trabajo y Previsión Social MTPS realice
las acciones que le competen para hacer cumplir la ley y el fiel cumplimiento y
respeto de los derechos laborales. Las grandes empresas continúan evadiendo y
eludiendo el pago de sus respectivos impuestos, actos que mantienen a un Estado
sin presupuesto para atender las necesidades que la población demanda a través
de los programas sociales. Finalmente, la gran dificultad ha sido que no hay
cambios a nivel de la estructura económica, El Salvador sigue con una economía
dependiente y que tiene “su centro de gravitación” en dirección de Estados
Unidos, que con la llegada de Mauricio Funes y ahora Sánchez Cerén al gobierno,
se implementan medidas que tienen un carácter compensatorio y paliativas con el
fin de frenar impactos negativos generados por el modelo neoliberal y que
tienden a ser de corte asistencialista.
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