Entrevista a Tomas Gómez, coordinador del
COPINH en Honduras
Esa es la conclusión medular a la que una
arriba después de un intercambio con Tomás Gómez, coordinador de COPINH,
organización cívica de pueblos originarios de Honduras. Durante Paradigmas
Emancipatorios, evento que se realiza en La Habana, del 10 al 13 de enero, el
conflicto cultural en torno al desarrollo en América Latina se distingue como
el ojo de un huracán que deja nuevos y tristes estragos en la región. Sin
embargo, este líder indígena vuelve a recordarnos que la contemporización del
tema tiene que ver, sobre todo, con una deuda histórica, de reconocimiento e
inclusión culturales nunca saldada.
El diálogo que proponía el brasileño Paulo
Freire sigue también aletargado. En tanto el desencuentro limita la refundación
como sueño y propuesta indígenas y de otros sectores, alienta la recurrencia a
la guerra y la pérdida de vidas, callada o rotunda.
La recolonización de Honduras
Como pueblo lenca estamos en varios
departamentos de Honduras, 8 de los 18 del país. Nuestro territorio es rico en
oro, agua, plata, bosque, todas las riquezas naturales. Pero a la vez somos un
pueblo diferenciado, un pueblo indígena que luchamos por la defensa de los
bienes comunes de la naturaleza, lo cual se traduce en enfrentar a los
monstruos, como decimos nosotros, que es el sistema neoliberal capitalista y su
arremetida contra los pueblos.
Cuando fue el momento del saqueo, de la
colonización, de la invasión brutal hacia las comunidades indígenas buscaron la
manera de replegar a los pueblos a lugares donde hay muchos cerros, en sitios
áridos donde no hay riqueza, donde realmente los pueblos no pudieran producir.
Pero, con el transcurso del tiempo, han sobrevivido cultivando la tierra, han
podido desarrollarse.
A partir de toda la arremetida de los
ajustes estructurales, como le llama el Fondo Monetario Internacional, se dice
que es en los territorios indígenas donde está la mayor riqueza natural. El
poder económico los ve como el lugar para hacer mucha plata, y ven, además, la
mano de obra barata, el sometimiento al pueblo, el despojo de los territorios,
el saqueo y el exterminio de las comunidades.
Durante los años 80 y 90 acontece un 5% de
la privatización de los territorios, que luego sigue aumentando. Pero, al mismo
tiempo, se calificó a la población indígena como una minoría. Nosotros somos 9
pueblos indígenas, diferenciados como pueblo lenca, pero también hay pueblos
garífunas, maya chortis, el pueblo misquita y tantos otros. Hemos hecho algunas
encuestas y más del 50% de la población es de origen indígena. Sin embargo, el
Estado, a través de sus métodos de educación, de censos poblacionales ha ido
disminuyendo la población porque le interesa que no haya indígenas y así evitar
el apoyo, el amparo mayor a nuestra lucha que se da desde la autonomía y
autodeterminación de los pueblos.
Dentro del engranaje del Estado no ha
habido nunca una garantía constitucional que pueda facilitar nuestro
desarrollo, con nuestras creencias y cultura. Más bien ha habido una política
de exterminio, por ejemplo, la iglesia católica y la evangélica han jugado un
papel en beneficio de este poder económico y político y han buscado la manera
de intentar eliminar todas las formas de creencia de las comunidades indígenas
y de vida como nuestras actividades ceremoniales.
Resistencia y organización
Ven que la Constitución de la República
nos desampara como pueblos indígenas, pero no ven que hay pueblos resistentes.
Cuando vinieron los colonizadores, Lempira
que era un líder indígena de una tribu del pueblo lenca, y otros líderes, se
unen para luchar. El pueblo lenca fue el más golpeado, pero también el más
exterminado en su idioma. Sometieron brutalmente a muchos indígenas porque no
eran entendidos cuando hablaban. Pero también, a partir de ahí, nosotros
traemos en nuestra sangre la rebeldía y es por eso que asesinan a nuestra
compañera Berta Cáceres.
El Consejo Cívico de Organizaciones y
Pueblos Indígenas de Honduras (COPINH) surge en 1993 para reivindicar nuestra
identidad cultural y defender nuestros bienes comunes de la naturaleza, para
luchar contra un poder o poderes hegemónicos, el político y el económico;
dentro de ellos, para poder acaparar los territorios, tienen el ejecutivo y el
judicial. El COPINH se organiza como alterativa al modelo de ajuste
estructural.
El COPINH ha venido siendo un referente de
resistencia, de propuesta, de inspiración para otros territorios, por ejemplo,
campesinos, que también son de origen indígena. Están conscientes de la
importancia de seguir el camino que ha venido construyendo el pueblo lenca.
Hemos visto la resistencia que tuvo y
sigue teniendo COPINH en Río Blanco, en Atlántida. También ha habido
levantamientos territoriales, municipales que han logrado detener varias
concesiones en sus territorios, o los llamados cabildos abiertos en las alcaldías
oficiales. Esa propuesta ha calado no solo en el territorio hondureño porque
hemos podido ver que cuando nos encontramos con compañeros y compañeras de
Guatemala, Nicaragua, Costa Rica, a pesar de que este último tiene otro
contexto, estamos de acuerdo en la necesidad de la construcción desde abajo y
que sea pluricultural, que sea una propuesta inclusiva de todos los sectores
sociales de un país.
Más privatización
A partir del 2000 hasta la actualidad, hay
una mayor presencia en el país de las empresas privadas para lo que ellos
dicen, el desarrollo económico en Honduras. Y no es así. Nos meten en regímenes
especiales que antes eran las ciudades modelos y ahora son Zonas de Desarrollo
y Empleo Económico, las cuales están por regímenes, por ejemplo,
agroindustrial, energético, minero, turístico, o sea, tienen 13 ramas y eso
significa que de un 25 % del territorio hondureño concesionado al poder
económico y político transnacional hoy es un 35%.
Ello se ha traducido en más organización y
lucha, pero también en mayor peligro porque el mismo Estado ha ido creando
leyes para favorecer a la empresa privada, pero también para poner en
desventaja a las comunidades indígenas. Ahí es donde nosotros buscamos nuestra
autonomía y autodeterminación como pueblos indígenas.
Refundar desde abajo
El COPINH siempre ha creído que es
necesaria una refundación del país. No estamos hablando solo de la
constitución, sino que, en primer lugar, se necesita cambiar el pensamiento
capitalista patriarcal para luego trabajar por una nueva asamblea nacional
constituyente, con una construcción desde los cimientos, y así crear una
constitución que garantice y vele por la multiculturalidad que hay en las
comunidades, que acabe con estas formas de criminalización, estigmatización y
asesinato hacia las comunidades, donde tengamos el derecho como pueblos
indígenas de arremeter contra las empresas que nos afectan, donde haya
inclusión y no exclusión. La lucha nuestra es para que exista un proceso de
consultamiento en base al Convenio 169 de la Organización Internacional del
Trabajo.
Creemos que esa lucha la mantenemos a
nivel de las redes de organizaciones que hay en Honduras y en las comunidades.
Hemos hecho dos encuentros por la refundación del país, uno antes del golpe de
Estado y otro después, donde la Declaración de las caminatas resume nuestro
posicionamiento sobre lo que debe ser la constitución de la República. Ese es
otro de los retos porque el poder económico y político está planteando una
nueva constitución, pero ya hay propuestas desde los pueblos indígenas.
La investigación en torno a la líder Berta
Cáceres
El objetivo del asesinato ha sido detener
una exigencia del territorio lenca, pero también frenar el levantamiento de
otras comunidades. Con el asesinato de Berta querían destruir a una
organización como el COPINH que es beligerante, que moviliza a los territorios
y que se enfrenta a las concesiones que nos matan a pausa porque nos quitan
nuestra soberanía alimentaria, al quitarnos el agua, la tierra, el oxígeno y no
poder producir. También lo que quieren es que seamos peones del patrón y que el
único dueño del territorio sea la empresa privada.
Ellos querían frenar otros levantamientos
de Centroamérica, sobre todo dirigidos por mujeres y que tienen una postura
contra el patriarcado. Ese proceso llevaba a la liberación de muchos pueblos
indígenas. Cuando hay una organización, un pueblo, una mujer coordinando
significa una amenaza fuerte al poder económico y político, al Banco Mundial.
Nosotros pudimos también parar un préstamo millonario, más de 30 millones de
dólares que le iban a dar a Sinohydro en Honduras. Cuando se ve que Berta le
dobla el brazo a este poder del banco económico mundial, primero la
criminalizan, la quieren meter presa, le hacen intentos de asesinato y amenazas
para que dejara ese apasionamiento claro y también ha habido campañas en los
medios contra el COPINH.
La empresa DESA cada semana tiraba un
dossier con unas 15 o 20 páginas describiendo con lujo de detalles quién es el
COPINH, diciendo que estamos obstaculizando el desarrollo, ligados al
narcotráfico, y todavía lo hacen. En la actualidad hay más de 25 compañeros
amenazados; la coordinación general, igual, con varios atentados.
El caso de Berta Cáceres está en la
impunidad. El Estado no quiere que se esclarezca porque están involucrados
varios factores, la empresa privada, el poder político del país. Si hubiera
justicia el primero en estar preso sería Juan Orlando Hernández porque era
presidente del Congreso Nacional cuando aprobó este concesionamiento. No se
quieren tocar los actores materiales fuertes ni los intelectuales.
Por eso hemos pedido la instalación de la
Comisión independiente, la cancelación de los 50 concesionamientos a los que se
enfrenta el COPINH, la cancelación de la ley de minería. Ven que no es
necesario seguir con la investigación, sino alargarla para que quede en el
olvido. No tenemos confianza porque estas mismas entidades que querían meter
presa a Berta son quienes llevan el caso. Este continuará en la impunidad
mientras no haya comisión independiente, y expertos y expertas en temas que
tengan que ver con el engranaje del Estado hondureño.
Las demandas continuarán
Con la DESA, dueña del complejo
hidroeléctrico de Agua Zarca, hay varios factores como los bancos intermedios,
nacionales y el banco centroamericano de integración económica, el banco
finlandés, Finn Fund y el holandés FMO. Estos fondos pasan al banco
centroamericano de integración económica. Berta como coordinadora había mandado
varias cartas a los bancos finlandés y holandés, diciéndoles que no podían
invertir en el proyecto porque había ilegalidades, inconsistencias y
violaciones a los derechos de los pueblos indígenas. Los bancos hicieron caso
omiso. En el 20015 cuando asesinan a Berta emiten un comunicado donde dicen que
no apoyarían más el proyecto.
Si el banco hubiese desistido de
financiar, posiblemente Berta estuviera viva, si el Estado hubiera parado el
proyecto Agua Zarca en su momento, Berta estuviera viva. Hoy existe un
procedimiento donde el banco finlandés quiere salirse amistosamente, donde no
genere inconformidad de la comunidad. Pero la comunidad de Río Blanco ha sido
enfática, ha reclamado que deje además el financiamiento a unas 50 concesiones,
y ha dicho que no hay condiciones para hacer consulta en el territorio porque
ya había informado sobre las ilegalidades en el proyecto antes del asesinato de
Berta Cáceres. Estas son demandas que continuaremos en el 2017.
Autodesarrollo comunitario
Nosotros somos una organización
antineoliberal, anticapitalista, antipatriarcal y antisistémica. El COPINH
surge para reivindicar nuestros derechos, y lo que estamos desarrollando en las
diferentes comunidades es la formación política principalmente para ser
autosostenibles, apostándole al desarrollo comunitario donde haya producciones
alternativas, donde haya maíz, frijoles, naranja, café y sea esa la fuente
económica de las comunidades. También le apostamos por el abono orgánico.
La propuesta primero es el acceso a la
tierra y a la posibilidad de producción. La comunidad de Río Blanco tenía que
salir a la altura del 2013 a comprar maíz a otros dos departamentos, Intibucá y
Santa Bárbara porque la empresa DESA tenía usurpado todos los territorios de
las comunidades indígenas donde se podía producir maíz. Al recuperarse la
tierra, teniendo en cuenta que hay un título de 1847, un título ancestral
entregado por la corona, empiezan a sembrar productos y hoy ya no hay crisis
alimentaria, sino que van a esos departamentos a vender su maíz.
Otros de los aspectos además de la
soberanía alimentaria, es la salud alternativa, y le estamos apostando a una
escuela con un enfoque intercultural, bilingüe, como decimos nosotros, donde
hay enfermeros y personas que se preparan. Otro aspecto es la educación porque
hoy todo es una mercancía, porque hasta nuestra salud es una mercancía,
mientras nosotros creemos que se trata de algo colectivo, y por tanto, creamos
esas formas alternativas al modelo neoliberal que está afectando a nuestro
pueblo.
http://www.alainet.org/es/articulo/182858
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